La "fuga de cerebros" es un concepto que se comenzó a utilizar en la prensa inglesa en los años 60. Define la situación de que profesionales que han sido formados en un país, migren a otro en el que encuentran mejores oportunidades laborales o salariales.
La fuga de cerebros, o "brain drain", como se conoce en inglés, ocurre usualmente desde los países en desarrollo hacia países desarrollados económicamente, en Europa y Estados Unidos.
Aunque existen becas y sistemas de ayuda económica para el desarrollo de programas educativos en países subdesarrollados, la fuga de cerebros constituye una devolución en capital humano que resulta cara para ellos.
En el caso de Costa Rica, la fuga de cerebros ocurre en el ámbito científico, aunque se dice que Costa Rica y Chile son los países que reciben a más inmigrantes que los que se van, un falso problema.
En ese sentido, Costa Rica es un país excepcional, a diferencia de otras naciones del mundo, en Costa Rica se sabe más sobre las tragedias de las migraciones por las historias de los que arriban en busca de mejores horizontes, que por la salida de los ticos hacia otras latitudes. Según una investigación realizada en el 2008 por Abelardo Morales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un 8,5 % de la fuerza profesional del país está compuesto por extranjeros residentes en el país.
Otro estudio realizado por Latinvex indica que Costa Rica tiene menos fuga de cerebros que Alemania, Suecia y Reino Unido.
Si bien no parece que Costa Rica tenga una alta tasa en este aspecto, sí es cierto que el país debe aumentar la inversión y el estímulo en los ámbitos científicos y experimentales. Tal vez la mayor fuga de cerebros ocurre dentro de nuestro propio territorio, cuando no sabemos darle a un estudiante brillante, la oportunidad de estudiar, surgir y desarrollarse adecuadamente en nuestro país.
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