Encontrá la motivación para ser un buen educador

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  • 9 de enero, 2025

Si alguna vez te has sentido con ganas de ayudar a alguien a descubrir todo lo que es capaz de hacer, probablemente tengás algo de lo que se necesita para ser educador. 


Ser educador no es solo enseñar contenido; es ser un apoyo constante. Es decir: “Vos podés, intentalo una vez más”, cuando los estudiantes no están seguros de sí mismos. ¡Es importante la paciencia y la empatía! Cada día en el aula es una oportunidad para ser esa guía que no solo da lecciones, sino que también les recuerda que pueden lograrlo, que a veces solo hace falta un poco más de esfuerzo.


La teoría vs. la práctica: ¿cómo equilibrarlas siendo Educador?

Según la Coordinadora del Observatorio de la Educación UAM, M.Sc. Margarita Chaves Bonilla:


“Cuando comencé mis estudios, la teoría se sentía algo lejana, un concepto abstracto que no terminaba de conectarse con la realidad. Pero a medida que fui sumergiéndome en la práctica, entendí que, sin ella, todo lo que aprendía en los libros no tenía mucho sentido. En mi caso, la clave fue involucrarme lo más posible en actividades prácticas, como observar a otros docentes, hacer voluntariados, o simplemente estar en un aula. 

Y, por supuesto, cometer errores. Porque la verdad es que, cuando te equivocás, es cuando más aprendés.”


Lo importante es mantener una mente abierta, ni la teoría ni la práctica son todo por sí solas, ambas se necesitan. Cada una complementa a la otra, y es ahí donde comienza a cobrar sentido todo lo que vas aprendiendo.


El aula diversa: ¿cómo entender a tus estudiantes?

Cada estudiante es único, con su propia historia y sus propias luchas. Nos contaba Margarita que algo que ha aprendido es que no se puede juzgar ni comparar. 


A veces, por más que creamos saber qué necesitan, lo mejor es escucharlos. Los estudiantes tienen mucho que enseñar y, al darles ese espacio para expresarse, realmente comenzamos a comprender lo que les pasa.


Si sos de los que piensan que la diversidad solo se refiere a diferencias de cultura o raza, te decimos que la diversidad es mucho más que eso. Es importante formarse en temas de inclusión para entender cómo apoyar a estudiantes con diferentes capacidades, estilos de aprendizaje o necesidades emocionales. Cuando lográs entender esto, te das cuenta de que el aula se convierte en un espacio mucho más enriquecedor para todos.


Adaptarse a los cambios tecnológicos: ¿cómo hacerlo?

El mundo de la educación está en constante cambio, especialmente con la tecnología. Aunque al principio puede ser intimidante, no hay que tenerle miedo a lo nuevo. Si algo beneficia a los estudiantes, vale la pena probarlo. Margarita nos contó que se ha formado en nuevas herramientas digitales y ha aprendido a integrarlas al aula. 


Pero también es importante ser crítico, no todo lo nuevo va a funcionar y eso está bien. Se trata de encontrar lo que realmente sea útil y adaptarlo al contexto del grupo.


Desafíos emocionales: cuidar de uno mismo para cuidar a otros

El trabajo con estudiantes no solo involucra enseñar materias; también implica lidiar con emociones, tanto propias como ajenas. Un consejo muy útil es: aprender a reconocer los propios límites, es importante cuidar del bienestar emocional para poder ser un buen educador. 


Si necesitás apoyo, no dudés en buscarlo, ya sea hablando con colegas o, incluso, buscando ayuda profesional. Cuidarte a vos mismo no es egoísmo, es una necesidad para seguir siendo un buen guía para los estudiantes.


Motivación y aprendizaje: métodos que realmente funcionan

Para mantener a los estudiantes motivados, lo más efectivo es hacer que se sientan parte activa de su propio aprendizaje. Por ejemplo, con dinámicas, proyectos y actividades que se conecten con su vida diaria. ¿Por qué no relacionar una lección con música, videojuegos o algún tema de actualidad que les interese? Cuando lográs eso, su atención está garantizada.


También es importante ofrecer opciones. No todos aprenden de la misma manera, así que darles la libertad de elegir cómo quieren aprender puede hacer una gran diferencia.


El rol del docente más allá de los contenidos

Como educadores, su papel no solo se limita a enseñar matemáticas, historia o ciencias. Son guías, modelos a seguir y, muchas veces, la única persona que escucha a los estudiantes cuando sienten que nadie más lo hace. Su trabajo también está en ayudarles a desarrollar habilidades para la vida como comunicarse, trabajar en equipo, manejar emociones y tomar decisiones.


Por eso es tan importante formarse con profesionales que tengan presente cómo cubrir esas necesidades y justamente UAM te ofrece esa ventaja. Lo ideal es que hoy mismo los contactés AQUÍ y así iniciás cuanto antes tu camino académico para ser un gran profesional en educación.


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